Reflexiones sobre el Mal Vivir. Reflections on Bad Living. DOI: 10.32870/arbolq.v1.n1.5es.25a |
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Roberto Pérez Sántiz |
Recepción: 30/07/2024
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Cómo citar este artículo (APA): En párrafo: En lista de referencias:
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Resumen. Palabras clave: Buen vivir. Mal vivir. Consciencia. Dualidad. Unidad. Abstract. Keywords: Good living. bad living. Consciousness. Duality. Unity. |
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Mi madre nació sufriendo, murió sufriendo. De niña padeció penas, tomaba mucho su padre, le pegaba mucho, muchas veces la sacaron a dormir en la calle, o si no, no le daban de comer. Cuando se casó su esposo era muy malo, otra vez a golpearon mucho, con cualquier cosita la regañaban, si no batía bien el pozol la golpeaban con el leño en la cabeza. No dejó a mi padre porque tenía mucho miedo, no sabía a dónde ir con todos sus hijos, por ello, se aguantó. Soportó madre. Cuando le faltaba poco por morir no se fue con el corazón con ira. Descansó su cuerpo. Cada mañana o cada atardecer, hincada enfrente de su altar, lloraba amargamente, pedía lo bueno para su vid. Ahora, solamente su sombra ha quedado en mi mente y mi corazón, sus consejos únicamente se mueven en mi pensar y mi sentir. Sin embargo, no puedo hacer todo los que me dijo, que no buscara mi delito, que no molestara los primeros hijos e hijas de Dios, que me portara bien, que recibiera la verdad. Aunque quisiera portarme bien, así como me dijo, no sirvo, siento que no sé hacerlo. A veces me enojo, se descompone mi pensamiento y mi corazón. Cuando pasa mi ira, reflexiono, me doy cuenta que estuvo mal lo que hice, sólo que, ya está hecho. Ve la realidad formada por dos partes, a veces es buena, a veces es mala. Así son también los hombres y mujeres, hay buenos y malos del corazón. Así son los animales, algunos son malos y otros se buenos. Así son las plantas, algunos se pueden comer, otras nos pueden matar. Si viene una tormenta acaba con la milpa, una lluvia buena quiere la tierra para que crezca el maíz. Así se observa la realidad, es buena y es mala. No podemos hacer nada. Cuando hablamos de buen vivir implica hablar del mal vivir al mismo tiempo. ¿Habrá algún hombre o mujer bueno? ¿Nuestra manera de ser nos viene dado es paulatina la llegada de la conciencia? No comprendo bien. Algunos sabemos matar, sabemos robar, molestamos a las mujeres, los niños. Algunos nos gustan el dinero. Sabemos que está bien, pero lo hacemos. ¿Por qué? ¿Qué es lo malo de nosotros? ¿La culpa es de nuestras padres madres que no nos dieron consejo? ¿Venía predestinada con maldad nuestra esencia? ¿Por qué no servimos para pensar? ¿quién está mal es nuestro animal guardián? ¿O es que no tenemos consciencia? Queremos lo bueno, el buen vivir. Que esté fresca la tierra, que esté tranquila la existencia, que tengamos un solo corazón con nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros familiares. Queremos que no haya tanto frio, que no haya tanto calor, que esté bien. No queremos que alguien venga a molestarnos, que venga a colocar enfermedad en nuestro pensar y sentir. No sabemos. Solamente que es una dualidad. La vida tiene un fin, así es su característica. Nacemos, morimos, sin que lo deseemos. Tiene un origen y un final. No puede ser solamente una parte. Es una dualidad. El uno vive en el otro. Al parecer, lo bueno que queremos para nuestra casa, nuestra familia, es la unidad. Así nos sentimos aliviados. Reunidos para comer, pues así tiene sabor la comida. No queremos que alguien esté separado. Si alguien padece algún sufrimiento le ayudamos entre todos, lo valoramos, lo dignificamos. Queremos estar en un solo corazón. Si algo no nos gusta, se necesita que nos digamos bien, no responder a la ligera. Cuando nos enojamos al instante, decimos lo primero que nos viene a la mente, por eso se necesita abrir nuestra mente y emociones. Algunos somos muy sensibles, muy sentidos, tomamos con intensidad cualquier cosa que nos digan, a pesar de que sea algo bueno, un buen consejo. Así, necesitamos aprender a escuchar a la familia. Necesitamos contestar bien, si lo hacemos en un tono fuerte, se calienta la palabra. Empezamos a ofendernos. Nos sentimos mal todos. Así, es malo cuando ya no queremos hablarnos como familia. Otra reflexión, lo que refiere un fuerte sufrimiento, la enfermedad. Si alguien se encuentra desahuciada, que ya no puede levantarse, es sumamente malo. No solamente padece el enfermo, sufrimos todos. Cuando aguantamos la enfermedad tenemos muchos gastos. Nos endeudamos. Sólo que cuando alguien se nos enferma, nos conocemos realmente. A quien no le interese no ayuda, no apoya en nada. Así mostramos nuestra maldad. Sufren más el resto. Quizá por eso, dejaron los abuelos y abuelas, quien no ayude a mirar, a cuidar cuando se enferme, se mueran el padre y la madre, no recibirá su herencia. De esta manera, aunque no queramos, estamos sujetados, estamos amarrados. Estamos obligados como a un niño. No es lo que queramos hacer, es con verdad, con razonamiento nos movemos. No sabemos, la enfermedad nos reúne. Aquí es donde vemos que lo malo esta enlazado con lo bueno. No pasan los días si no hay trabajo, algo en que distraerse, sólo que, no es una explotación del trabajo, únicamente algo bueno que nos haga sentir vivos, para el pago de la sal, del jabón. No queremos el mal vivir, que estemos enfermos, en la pobreza, en las deudas, en la preocupación, en el miedo, en el mal del alma, en la ira, en la envida, en el abuso, en la molestia, todo eso, es malo. Descompone la existencia, nos divide, no queremos eso, sólo que, es parte de la vida, no nos deja, tiene existencia propia, está encarnada en nosotros. Que somos la nada. Queremos lo bueno, lo que ponga contento nuestros corazones. Que estemos gozosos únicamente, que este agradable la tierra, que comamos unidos, caminemos unidos. Que no haya problema. Sobre la faz de la tierra, un día vemos el rostro del sol que camina en el cielo, envejece, desaparece tras las montañas, por la noche va a visitar el otro mundo. Al día siguiente lo volvemos a ver, entonces, nos damos cuenta de esa manera, que todo transcurre. Así nosotros, sabemos que somos devenir, moriremos un día, más no lo comprendemos, nos bastamos solos, somos altivos. Necesitamos escuchar la verdad, que somos tomadores de agua, que ensuciamos la tierra. Que somos la nada. Tenemos sensibilidad. Nos han otorgado el pensar, la conciencia. Necesitamos reflexionar lo que hacemos cada uno. Nosotros decidimos lo que deseamos, lo que queremos ser. Sí nos perdemos, nos morimos. Necesitamos analizar cómo queremos que sea nuestra existencia. Nosotros definimos. Habla nuestra sensibilidad. Lo que es malo, como la enfermedad de mi madre, es inevitable, ahí está presente, no lo podemos desaparecer. Necesitamos reflexionar nuestro hacer. Aparentemente hacemos el bien, nos vemos muy sensatos por fuera, pero en nuestro interior es malo, necesitamos arreglar nuestro corazón, enderezarlo, reconstruirlo, hacerlo inteligente, que sirva. Para ello está la reflexión, la comprensión. Lo analizamos, distinguimos lo bueno sobre el tiempo, lo introducimos en nuestra sensibilidad. Cuando digo de esa manera, es observarnos en lo profundo, ver si dignificamos a hombres y mujeres, los animales, las plantas y montañas, los manantiales, nos fijamos en lo que piensa, lo que dice nuestro interior cuando recibimos orientaciones en las reuniones, de los abuelos. Así es lo mismo en la familia, necesitamos fijarnos bien si nos recibimos en grande entre todos. Finalizando esta narración, únicamente diré que, si observamos con detenimiento, los hombres y mujeres, lo que destaca es nuestra maldad. Ya no es la enfermedad quien nos mata, entre nosotros nos estamos matando por dinero, por riqueza. Al parecer, se está finiquitando el recibir la verdad, el recibir lo correcto. Como si prefiriéramos que mejor nadie nos diga nada, no queremos llamadas de atención, no queremos consejos. Así lo observo en las nuevas generaciones. Ya no queremos trabajar, queremos comer sin hacer esfuerzo alguno. No queremos sembrar maíz. No queremos trabajar. Podemos pasar empujando a los ancianos y ancianas. Nuestro cuerpo, nuestro pensar, quieren lo malo: la burla, el abuso. La riqueza material. Queremos el engaño de la realidad. Solamente disfrutar su sabor de la realidad. Solamente queremos el buen vivir, únicamente, extender la mano, recibirla en forma de obsequio, sin trabajo. La queremos como un regalo. Así, como he hablado, el buen vivir, está en relación con el querer, la unidad, en un corazón, en la integración, en la palabra, la consciencia, la valoración, la dignificación, en la obediencia, en la sujeción, en la obligación, en la dualidad. El buen vivir se conecta con el mal vivir. Los hombres y mujeres queremos lo malo . |
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Universidad de Guadalajara Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades División de Estudios Históricos y Humanos Departamento de Filosofía |
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